Un plato de esperanza en medio del desasosiego pandémico

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En el programa «Mejor Hablar», que se emite por Paraguay TV, estuvieron como invitados Juan Ignacio (Nacho) Masulli y su madre, Mónica Masulli, quienes contaron sobre el emprendimiento, de ayudar a la gente que se encuentra en los hospitales, el cual comenzó por la necesidad que se presentó durante la pandemia, cuando las madres, desesperadas, intentaban realizar todo tipo de acción para salvar la vida de sus familiares hospitalizados.

Según «Nacho», todo empezó cuando él hizo un pedido de solidaridad en Twitter «hice un pedido de insumos en el Twitter y fue así que se viralizó», resaltó que le impresionó la solidaridad de la gente. «La gente inclusive nos daba dinero para que compremos las cosas», sentenció la mamá. Empezaron con 30 «platitos» de comida, los cuales, se convirtieron en un montón.

Por su parte, la madre, aclaró que, desde el principio, los alimentos se elaboraban en la casa y que luego se generaron diferentes centros voluntarios en varias casas, los cuales se dividieron en tres grupos: los que ofrecían mano de obra, otros en la logística y en el área de transporte.

«No es que nosotros planeamos y dijimos: vamos a crear esta organización, sino que fuimos adaptándonos a lo que nos venía. Al comienzo lo que más nos llegaba eran insumos», aclaró «Nacho».

La gente ayudaba, puesto que todo se evidenciaba en las redes sociales, detalló la mamá. A diario trabajan unas 300 personas, aproximadamente, de las cuales, están distribuidas en el equipo de transporte, 150 de ellas, en el equipo de cocineros, entre 30 a 50 de ellos; varios enfermaron o perdieron familiares, pero aun así, ayudaban. «Nacho» contó que llegaron a distribuir los alimentos a los hospitales de Asunción y gran Asunción, a los del Chaco, de Presidente Hayes y de Coronel Oviedo.

En estos tres meses, aproximadamente, fueron 2000 platos, estimativamente, los que entregaron, por día. Sin embargo, disminuyó la cantidad de gente en los hospitales y se redujo a 1200 platos más o menos, por día. Desde hace 4 meses están llevando a cabo este emprendimiento.

Nacho comentó que jugaba en la reserva del club Sol de América, no obstante, a pesar de ello, trabajaba en la parte logística, organizando todo. Lo mismo la madre, quien desde la casa trabajaba, pero no decidió abandonar la cocina.

«A la par que hacía eso, vimos a muchas personas que estaban pasando por un momento muy difícil, esa fue la parte que más me gustó de esto», finalizó el joven.