Legado de Augusto Roa Bastos ingresa a la «Caja de las Letras» del instituto Cervantes en Madrid

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Con el ingreso del legado de Augusto Roa Bastos a la «Caja de las Letras» del instituto Cervantes en Madrid, la literatura paraguaya hace historia.

Sus anteojos, cartas, la primera edición de “Yo el Supremo”, su campera y libros dedicados a él por Gabriel Casaccia, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, son parte del legado del primer escritor paraguayo, Augusto Roa Bastos, en ingresar al “Olimpo” de los escritores en Madrid, la “Caja de la Letras” del Instituto Cervantes.

El acto estuvo encabezada por el director de la institución, Luis García Montero, la hija de afamado escritor compatriota, Mirta Roa, el embajador paraguayo en España, Justo Apodaca, la presidenta de la Fundación, Ana Martini, y el testigo de honor, Adrián Catttivelli.

García Montero, remarcó el reconocimiento a un escritor que «fue un ejemplo en favor de la libertad y los derechos humanos» tanto en su país como en el exilio y así quedó reflejado en toda su obra, marcada por «una reflexión sobre el poder».

«Recuerdo las palabras de Roa Bastos al hablar de Yo el Supremo: ‘Ya habrá advertido el lector que, al revés de los textos usuales, este libro ha sido leído primero y escrito después’. Solo la lectura del pasado puede ayudarnos a escribir el futuro», ha indicado García Montero, quien también ha apuntado a la importancia de la lengua guaraní en la obra del autor paraguayo.

«El español se ha hecho y se enriquece en diálogo con otras lenguas y, en América, con lenguas originales como el guaraní. Por eso, este acto es también un reconocimiento a un país bilingüe donde las lenguas se relacionan», ha señalado, tras recordar que el Cervantes prepara un trabajo de traducción a 28 lenguas indígenas del poema Grito hacia Roma de Federico García Lorca, de cara a la próxima Feria del Libro de Guadalajara (México).

La hija del escritor paraguayo explicó que todo este legado sirve como «recordatorio del poder de las ideas de los libros y la memoria». En el caso de los tres libros citados, ha señalado además que son obras de la biblioteca personal de Roa Bastos recuperadas 40 años después de haber «vagado por distintas ciudades» y que ya se daban por extraviados.

Mientras que el embajador paraguayo en España, Justo Pastor Apodaca, celebró este depósito en el número 903 de la Caja de las Letras, que permite que la obra de Roa Bastos «regrese a unas tierras que le han recibido tan generosamente». «En tiempos difíciles para este escritor, España le concedió la nacionalidad y el pasaporte para poder seguir desplazándose por el mundo», afirmó.

Conferencia

Finalizado el acto del legado, se celebró una mesa redonda en colaboración con la Fundación Augusto Roa Bastos, moderada por Ana Martini, presidenta de la citada institución, en la que han participado los escritores Sergio Ramírez y Paco Tovar para abordar la figura del recordado autor paraguayo.

Durante su intervención, Ramírez mencionó que la figura que se retrata en Yo el Supremo, la del abogado José Gaspar Rodríguez de Francia, es «el arquetipo más importante del tirano en América Latina». «Es verdad que la novela latinoamericana crea distintos tipos de tirano, pero en otras contemporáneas como El recurso del método, de Alejo Carpentier, o El otoño del patriarca, de García Márquez, son sumas de otros: el único tirano real es el de Yo el Supremo».

Para el escritor nicaragüense, en la obra del autor homenajeado hay «un eco entre la Historia y el presente, porque se vuelve a repetir». «La gran frustración en el siglo XIX con el dictador Francia es que todo ese aparato de leyes que se construyó no está más que en el aire, porque lo que está por debajo es la fuerza del caudillo y el Estado se convierte en la figura del tirano», ha concluido.

Roa Bastos (Asunción, Paraguay,1917-2005), narrador y poeta, participó en la guerra del Chaco entre su país y Bolivia, experiencia que aprovecha para su novela Hijo de hombre (1960), obra que abarca cien años de historia paraguaya. Ejerció como periodista, conferenciante y profesor y otros de sus títulos son El pollito de fuego (1974), Lucha hasta el alba (1979), La vigilia del almirante (1992), El fiscal (1993), Contravida (1995) y Madame Sui (1995).