La radio indígena paraguaya que lucha por mantener su identidad en medio de una comunidad menonita

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“Voces nativas” transmite música y contenido en lengua materna y ha servido como un punto de encuentro para la comunidad en medio de la pandemia.

“Voces nativas”, 87.9 frecuencia modulada (FM), es una radio comunitaria indígena que se transmite desde Neuland, una colonia menonita ubicada en el departamento paraguayo de Boquerón, en la región de Chaco Central. Desde allí, pese al avance de la comunidad menonita -compuesta por migrantes de origen europeo y norteamericano- esta radio emite casi enteramente en su lengua materna, que lleva el mismo nombre de su etnia: el Nivaclé.

Nicolás López, director de la radio, señala que los integrantes son tres voluntarios. Ellos son los encargados de emitir programas con contenidos cada dos horas, tanto en vivo como grabados, de carácter informativo y con avisos comunitarios. También emiten música latina, en idioma guaraní y en castellano.

La radio “Voces nativas” es la única radio indígena en la zona que funciona como tal, ya que tiene un horario de inicio, de cierre, una programación y cuenta con la participación de distintos indígenas.

No obstante, en algunas ocasiones esta emisora ha tenido dificultades para hacer periodismo por problemas internos que se suscitan en la comunidad.

“También está abierto a instituciones del Estado que van y hacen sus programas de aviso. Es muy útil para los proyectos sociales, o si se está trabajando en algún censo para futuros proyectos”, cuenta Nico, como lo conocen la comunidad.

Lo más destacable de esta emisora es que trasmite en lengua indígena todos los días. La dirección se preocupa por que siempre se mantenga la radio encendida, con los transmisores y antena en buen estado.

Al mismo tiempo ha logrado, en articulación con instituciones no gubernamentales, la instalación de un telecentro en el mismo predio para que los jóvenes estudiantes puedan hacer prácticas en informática o hacer sus deberes escolares.

“La radio constituye en este momento una gran herramienta para la educación: transmite clases durante esta pandemia”, cuenta Oscar Cáceres, especialista en comunicación para el desarrollo y comunicador intercultural, quien acompañó el proceso de instalación de la radio y formación de sus miembros.

En cuanto al financiamiento, sostiene el comunicador, “es una preocupación ya que está sustentada por aportes de sus directivos, de algunos miembros de la comunidad, que son pocos en términos de sostenibilidad. Se ve dificultoso su crecimiento o su desarrollo; necesitan del apoyo externo, ya sea del Estado, del gobierno local o de instituciones internacionales”.

En ese sentido, un hecho importante en cuanto a gestionar recursos para su sostenimiento fue cuando la Asociación Acción-Comunicación y Desarrollo (ACER), conjuntamente con el Fondo Canadá, realizó una capacitación de los directores y locutores.

Al mismo tiempo surgió un plan para que las instituciones locales tuvieran en cuenta a “Voces nativas” en sus planificaciones y a las demás radios comunitarias como espacios donde deben ir a informar sobre las actividades de las instituciones y hacer un aporte económico.

Así se logró apoyo de otras instituciones tanto gubernamentales como no gubernamentales y de la Comisión de Pueblos Indígenas de la Cámara de Diputados de la Nación para poder impulsar una ley que ayude a la promoción, sostenimiento y desarrollo de las radios comunitarias indígenas mediante un anteproyecto denominado “Ley de servicios de comunicación audiovisual indígena”, que a raíz de la pandemia no pudo ser presentado al Congreso nacional, pero se tiene previsto que se haga en el 2021.

Características de la comunidad Cayin ô Clim

Cayin ô Clim es una comunidad que está ubicada en un barrio de una ciudad menonita: Neuland. En cuanto a los habitantes, actualmente son 580 familias, que corresponden a 1.850 personas, ubicadas en un terreno que no cuenta con título propio y que actualmente sigue en negociación. La comunidad existe desde 1959.

Las mujeres realizan trabajos de artesanías y textiles, mientras los hombres se dedican a hacer dibujos, tallas y figuras de madera en palo santo.

Aunque la mayoría trabaja en empresas como supermercados, industrias metalúrgicas, de mecánica o de electricidad, muchos también se dedican a hacer trabajos de limpieza general en las casas de los menonitas, un grupo religioso y étnico que es una rama del movimiento cristiano anabaptista.

Desde el punto de vista antropológico y cultural, explica Oscar Cáceres, es una comunidad indígena que va perdiendo su identidad. Lo que se mantiene más fuerte es la lengua, pero en otros sentidos, como la religión, se practica muy poco, ya que está permeada por la avasallante cultura menonita.

Además, la atraviesan distintos problemas que son propios de los barrios marginales de las ciudades, como hacinamiento, prostitución, personas infectadas con VIH y alcoholismo entre los jóvenes, lo cual crea una situación de tensión permanente.

Geográficamente esta comunidad está dividida en dos partes: una vive en la ciudad y otra en el campo, en unas 15.000 hectáreas que el Instituto Paraguayo del Indígena, entidad rectora de las políticas para el sector, compró hace varios años. Sin embargo, ahora existen dos estancieros -grupos o empresas- que se han adueñado de las tierras y están tratando de apropiarse del lugar, ya que sus habitantes no cuentan con título de propiedad.

“Cayin ô Clim es una comunidad víctima de los menonitas que vinieron a partir del año 30, cuando empezaron a apoderarse de esas tierras dejándoles solo un pequeño espacio. Además, los utilizan para la mano de obra barata. Tienen un espacio definido pero no tienen la independencia, la autonomía ni soberanía como pueblo, y no tienen aseguradas sus tierras, que también son elementos fundamentales para que se cumpla lo que dice la Constitución Nacional: que se debe respetar la organización social, económica, política, religiosa de los pueblos indígenas”, explica el comunicador intercultural.

Antecedentes de “Voces nativas”

El proyecto de instalación de medios en comunidades indígenas surgió durante un foro realizado en el 2011 denominado Ñe’e Jeroguata (Caminando con las palabras), en el que los indígenas plantearon que el Estado paraguayo debía apoyarlos para que pudieran tener radios comunitarias.

Posterior a ese foro se iniciaron gestiones ante la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), cuando Paraguay estaba como presidente pro témpore, un encuentro que finalmente no se dio.

Sin embargo, el programa nacional de comunicación de los pueblos continuó y se impulsó mediante el aporte de varias instituciones estatales del área junto con organizaciones no gubernamentales, entre otras.

Una de las primeras radios instaladas se llama Anet Yamalaha y trasmite en idioma enlhet (dos Cocos), en la comunidad Armonia, del distrito Tte Irala Fernández, en el Chaco Paraguayo.

Otra radio comunitaria también fue instalada en la localidad de Neuland, llamada Cayin õ Clim; y en Santa Teresita, en el distrito de Mariscal Estigarribia, la cual transmite para seis etnias o pueblos que residen en ese lugar: Guaraní Occidental, Guaraní Ñandeva, Nivaclé y Manjui, entre otras.

Así fueron instalándose en total diez radios tanto en la región oriental como en la occidental, en distintos puntos, sobre todo en las comunidades más fortalecidas y que presentaban menos problemas internos, donde había diálogo entre los líderes y sectores de la misma comunidad.

Fuente: Agencia de noticias Anadolu.