En Brasil crean un esterilizador que promete destruir el coronavirus en el aire

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El innovador aparato, que superó con éxito las pruebas hechas por los especialistas en virología, fue diseñado para proteger espacios cerrados como escuelas, restaurantes, gimnasios y consultorios médicos.

El proceso de flexibilización tras la cuarentena por la pandemia de COVID-19, que obligó a cerrar casi todo tipo de establecimientos, puede no ser tan sencillo como esperaban quienes invierten su tiempo y dinero en actividades comerciales que ofrecen servicios al público. Más allá de lo mucho que puedan esforzarse por demostrar sus cuidados y establecer protocolos, las personas siguen con temor a exponerse a un posible contagio.

La preocupación de quienes frecuentan (o frecuentaban) ambientes cerrados pudo haber aumentado cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS), por medio de sus representantes y tras la presión de buena parte de la comunidad científica internacional, avisó que “posiblemente” el virus puede transmitirse por el aire.

Las evidencias que reportan que las gotitas respiratorias microscópicas (microgotas) liberadas por personas infectadas permanecen suspendidas en el aire durante varias horas aumentan la preocupación de quienes deben trabajar, estudiar, comer o ejercitarse en lugares poco ventilados.

“El lavado de manos y el distanciamiento social son apropiados, pero desde nuestro punto de vista, insuficientes para proporcionar protección contra las microgotas respiratorias portadoras de virus liberadas en el aire por personas infectadas”, escribió Donald Milton, profesor de Salud Ambiental en la Universidad de Maryland, Estados Unidos, en una carta abierta firmada por 239 científicos, en la cual pedían un reconocimiento más acorde a la realidad sobre la posible transmisión del virus en el aire por medio de “microgotas”.

“Existe un potencial significativo para la exposición por inhalación del virus en gotitas respiratorias microscópicas (microgotas) a distancias cortas o medianas (hasta varios metros), y estamos abogando por el uso de medidas preventivas para mitigar esta ruta de transmisión aérea”, agregó el grupo de científicos poco antes de conseguir el reconocimiento de la OMS.

Teniendo en cuenta esta amenaza, en Brasil, donde hay cerca de cuatro millones de contagios confirmados y más de 123 mil muertos por el coronavirus, un esterilizador de aire capaz de eliminar la COVID-19 de ambientes cerrados ya está en el mercado y promete ser la solución a corto y mediano plazo en esta reapertura gradual de establecimientos.

Bautizado como SuperAr (SuperAire, en español), el aparato esterilizador de la empresa KIIR, de Sao Paulo, originalmente diseñado para eliminar hongos y bacterias, evolucionó hacia una nueva versión que promete “destruir” el virus, llevándolo a elevadas temperaturas y devolviendo el aire limpio.

El funcionamiento es relativamente sencillo. SuperAr aspira el aire del ambiente; una vez dentro de la cámara del esterilizador, lo eleva a 380° grados de temperatura, usando un conversor regenerativo de calor y, rápidamente, la temperatura disminuye para luego devolver el aire “limpio” a la sala.

“Lo que hace este sistema es darle una muerte térmica al virus. Hay una esterilización del aire a 500 litros por minutos, por medio del proceso Alta Temperatura en Corto Tiempo (HTST, por sus siglas en inglés), que es similar a la pasteurización, lo que hace que el virus se destruya y quede inactivo”, explica Gilberto Janólio, investigador e ingeniero responsable de la innovadora tecnología del esterilizador.

La eficacia de SuperAr fue comprobada en el Laboratorio de Virología del Instituto de Biología de la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp), al interior de Sao Paulo, a cargo de la viróloga y profesora del Instituto de Biología de la universidad, Clarice Weis Arns. En el reporte sobre el esterilizador, divulgado el último 3 de julio, corrobora que el aparato reduce en un 99,9% la cantidad de coronavirus suspendido en el aire. «Este proceso posee un sistema cerrado de calor y abierto al cambio de aire que acaba matando al virus”, explica Weis Arns.

Además de las pruebas en la Unicamp, SuperAr también aprobó con éxito los testeos que se le realizaron en la Universidad de Sao Paulo (USP) y en el Instituto Adolfo Lutz, de la capital paulista. “Por poner un ejemplo, en una sala cerrada, cada vez que el aire pasa por el aparato, se elimina el 50% de la carga viral. Si hubiese 10.000 virus, en una hora serán 5.000. Luego de otra hora serán 2.500, y así sigue, hasta eliminarlo en su totalidad”, dice Janólio.

“De todas formas, si en esa sala siguen entrando personas portadoras del virus, el proceso deberá continuar. Se trata de una barrera más en el combate al coronavirus, así como lo son la distancia social y el uso de máscaras, un recurso interesante para escuelas, gimnasios, restaurantes y hasta salas de enfermería”, agrega el ingeniero.

El fundador y CEO de KIIR, Amilcar Crosera, explica que la división de esterilizadores a la cual pertenece SuperAr tiene como objetivo principal “resolver las necesidades y proteger a los profesionales de la salud, sobre todo en la flexibilización de las actividades, ya que son relevantes dentro de esta ‘nueva normalidad’”.

“Sin embargo, nuestra misión después de la pandemia seguirá siendo que las personas tengan acceso a un aire puro, de buena calidad. Esto va más allá del momento”, agrega el ejecutivo.

Según informan desde la empresa, los principales clientes hasta el momento han sido los consultorios odontológicos, porque además del contacto permanente que tienen los dentistas con la boca de los clientes, algunos de los aparatos eléctricos que los profesionales usan aumentan el riesgo de contagios del virus. “Si el paciente está con el virus y no lo sabe, se produce una carga contaminante muy alta, que puede contagiar al dentista”, dice Janólio.

“El esterilizador funciona muy bien en consultorios odontológicos. Particularmente, creo que ayuda mucho a que los dentistas se sientan seguros y protegidos, ya que el aparato purifica el ambiente. Mejor para mí y mejor para mis pacientes”, cuenta Mónica Romero, cirujana dentista, que instaló SuperAr en su sala de trabajo hace poco más de un mes.

KIIR fabrica dos modelos del esterilizador. El M25 es recomendado para escuelas, oficinas, gimnasios y restaurantes, mientras que el D30, que posee “mayor capacidad de aspiración”, es indicado para consultorios de odontología y “ambientes con mayor exposición a aerosoles concentrados y potencialmente contaminantes”, según detallan desde la empresa. El precio del modelo M25 ronda los 1.000 dólares y el D30 está apenas por encima de los 1.100 dólares, según el cambio actual.

Ambos modelos cuentan con tecnología 100% brasileña, consumen poca energía, son portátiles y silenciosos (según la marca y testimonios de los primeros clientes que lo han adquirido) y pueden mantenerse encendidos durante las 24 horas del día, con personas en el ambiente, sin presentar riesgos a la salud, de acuerdo con el reporte de la Unicamp.

Fuente: Agencia de noticias Anadolu.