Concierto “el Foso” de René Ayala condujo por medio del arte a la transición de la oscuridad a la luz

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El maestro Rene Ayala González junto al Ensamble Campanellas presentó el pasado 11 y 12 de octubre en el local del Instituto Paraguayo Alemán, y en el teatro De las Américas del Centro Cultural Paraguayo Americano, el concierto electroacustico El Foso.

En tres apartados entre la música, la pantomina y la declamación, se recordó a los caídos en el campo de concentración de Emboscada, a los niños que nacieron en el lugar, la fuerza de sus madres y finalmente a los pueblos aborígenes del Paraguay.

El Foso comienza con la pantomima que mostró como introducción el mensaje que presentaría el concierto. La representación de los mimos, adentró al campo de concentración de Emboscada, donde reflejó en unos minutos la fusión de la prepotencia, violencia y fuerza contra el detenido que recibía la reprimenda sin tener la opción de defensa.

Las primeras canciones fueron en homenaje a los caídos en aquel tenebroso lugar, para lo cual el sonido tétrico y lúgubre fue acompañado de imágenes alusivas al terror, pero también los rostros de aquel suceso luctuoso acaecido en un pasado cercano de nuestro país, durante la dictadura Stronista.

La creación del maestro René Ayala en la obra 1 del Renacer del Fénix, se encuentra en el disco “El Maino´i”, donde la instrumentación se centra en el pasado oscuro que le tocó vivir en Emboscada.

Los sonidos de los instrumentos étnicos, trasmitió en el ambiente una paz muy mística, la que en aquel tiempo los detenidos lo forjaron para contener fuerzas y energías, para superar las adversidades del momento.

La declamación de Mario Cantero fue un relato que transportó a un viaje para posicionarse en aquel momento. La segunda parte del concierto, siguió con el sonido del arpa de Celsa Ramírez, quien interpretó junto al Ensamble Campanellas, la canción de cuna a Ñamanduí.

En este apartado se honró y recordó a los nacidos en el campo de concentración de Emboscada, además a las madres que cuidaron e hicieron esfuerzos no solo para alimentarlos sino educarlos a pesar de la rutina del lugar y el ambiente.

Los mimos Patricia Rebey, Roberto Galeano y Mimo Rulo, presentaron a la niña traviesa e inquieta que correteaba por el lugar. Tampoco se olvidó el canto de la madre para que el niño duerma, sonido que transmitía la esperanza de un sueño alentador para un futuro mejor.

Finalmente, con el tema Coda, espíritus de los guerreros del arco iris, René Ayala exhortó a los presentes a cuidar la naturaleza, como siempre lo hicieron los pueblos originarios.

En esta canción, se plasmó el sonido de la tierra a través de los instrumentos étnicos con la fuerza y energía de los riffs de guitarra del hard rock.

Emotivo encuentro del arte, para recordar a la vida en toda su concepción y por sobre todo a cuidar de la libertad y hacer respetuoso de la persona. René Ayala conjugó el mensaje a través de la declamación, la pantomima y la música. Supo crear una atmósfera de transición entre la oscuridad y la luz. El sonido místico de los pueblos originarios, ayudó a que se transmita la sensación que el bien siempre triunfará ante el mal.

El Ensamble Campanellas, además del maestro René Ayala, quien estuvo a batuta y a cargo del teclado, sintetizadores, instrumentos étnicos; Manu Legui en la guitarra; Jaime Ayala en la batería; Jorge García, en la guitarra; Javier Palma en el bajo.

Julio Ramón Dávalos Acuña.