En el quinto día del novenario a la Virgen de Caacupé, el obispo de Caazapá, monseñor Marcelo Benítez, recordó que el hombre es custodio de la naturaleza por mandato divino, pero no cumple ese rol porque la tierra sufre por la depredación de los recursos naturales que sólo traen miseria.
Afirmó que se constata que no hay un uso responsable de los bienes naturales, ya que la industria los convierte en mercancías sin pensar en las futuras generaciones. Aseguró que se debe implementar políticas sostenibles para preservar la vida.
Finalmente, dijo que el agronegocio mata la tierra y envenena el agua, al llevar a la destrucción del planeta con poderosos contaminantes, que benefician a unos pocos y lleva al hambre, por lo que el Estado debe actuar a favor de los más pequeños.
Julio Ramón Dávalos Acuña.
