Sertanejo, el género musical que le gana en popularidad a la samba y la bossa nova en Brasil

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De orígenes campesinos y rudimentarios, este género pasó a convertirse en el más popular e influyente en Brasil; actualmente mueve millones de reales, tiene estrechos vínculos políticos y cautiva a todo un país.

Según las estadísticas de consumo publicadas por Spotify, la aplicación sueca de reproducción de música por streaming, de los 10 cantantes más escuchados de Brasil en la década de 2010, seis pertenecen al sertanejo, un estilo musical que a pesar de haber nacido en la década de 1920, en el interior de la zona central del país, como desprendimiento de los ritmos caipiras (campesinos), comenzó a expandirse en la década de 1980 para ser hoy el género más popular entre los brasileños, muy por encima de la samba, reconocida internacionalmente, que aún ostenta cierto predominio apenas en el estado de Río de Janeiro.

De orígenes rudimentarios y artistas modestos, que tornaban al sertanejo una especie de “patito feo” de la música brasileña, rechazado por la elite cultural e intelectual y mirado de reojo en los grandes centros urbanos, este género se convirtió, en poco más de tres décadas, en una potencia que mueve masas, sin distinguir raza ni condición social o económica, haciendo circular millones de reales y, sobre todo, influyendo en el comportamiento de los jóvenes de sur a norte.

Volviendo a sus raíces, en su estudio “Pensar la música sertaneja desde América Latina”, Christina Fuscaldo de Souza Melo, Master y Doctora en Letras, Literatura, Cultura y Contemporaneidad por la Universidad Católica de Río de Janeiro, explica que, para alcanzar la fórmula del éxito, en la década de 1950 “la música caipira se nutrió del bolero mexicano, la guarania paraguaya, el chamamé argentino y hasta del country de los Estados Unidos”. “El éxito actual de esta música es el resultado de un proceso de muchas décadas, que involucra la relación entre Brasil y otros países, a pesar de que el diálogo entre artistas de aquí y fronteras afuera era casi inexistente”, dice.

Desde la década del 70, el sertanejo, casi como regla, fue dominado por intérpretes en dúos, generalmente compuestos por hermanos, en los que uno de ellos solía ser el vocalista. De los nombres más exóticos del pasado, como “Estudiante y Escritor” u “Horizonte y Horizontal”, que presentaban tapas de disco con escasa dedicación artística y cantaban en discretos escenarios del interior del país o pequeños rodeos, pasando por los clásicos Chitãozinho & Xororó, que en 1982 vendieron más de un millón de discos sin aparecer siquiera en la televisión, hasta los contemporáneos Jorge & Mateus, Henrique & Juliano, o Zé Neto & Cristiano, que tienen porte de “rockstars”, todos pertenecen a una industria millonaria y llenan estadios en el país.

Hasta la primera década del siglo XXI, el sertanejo era un estilo musical dominado ampliamente por hombres. Sin embargo, las duplas femeninas comenzaron a ganar espacio a partir de 2010. Actualmente, las gemelas Maiara & Maraisa, y Simone & Simaria, quienes también forman parte del jurado del reality musical The Voice Brasil, dominan los escenarios y figuran entre los primeros puestos de los rankings en radios y streamings.

Sin embargo, la vencedora absoluta según las estadísticas de Spotify, que van de 2010 a 2019, es la solista Marilia Mendonça, oriunda de Goiás, uno de los principales estados de difusión de la cultura sertaneja, quien cautiva al público con letras melancólicas que hablan de parejas en crisis, relaciones que se terminan y “traiciones imperdonables”, casi siempre apelando a shows acústicos e íntimos que generan millones de fans de todas las edades.

La industria del sertanejo parece no tener límite. Al menos, para este género se vislumbra un exitoso camino por recorrer debido a su capacidad para adaptarse. Sin abandonar sus orígenes campesinos y populares, los músicos que predominan en los listados también supieron entender las necesidades del público más joven y urbano. Tal vez por esto, durante el último lustro los “feats”, intervenciones de un artista en la canción de otro, ganaron protagonismo. En ese movimiento estratégico, el sertanejo se fusiona con otros estilos como el funk, el rock, la música electrónica y el reggaetón.

Durante la pandemia, lejos de quedarse de brazos cruzados o lamentarse por los shows cancelados, el sertanejo fue el género que dominó las transmisiones online y los “en vivo” (lives) en redes sociales; de esa forma, los principales nombres no tuvieron problemas para conseguir patrocinadores debido a los millones de visualizaciones de sus conciertos vía YouTube.

En contraposición con producciones más modestas de artistas de otros géneros que se presentaron puertas adentro de sus hogares, los cantantes sertanejos montaron súper estructuras de grabación, utilizando recursos artísticos impactantes, valiéndose de sets con múltiples cámaras, iluminación y escenografías de primer nivel. De cualquier forma, no deja de ser sorprendente que entre los 10 ‘lives’ más vistos del mundo durante la pandemia, siete de ellos pertenecen a artistas sertanejos brasileños. En la primera posición aparece un ‘live’ que Marilia Mendonça realizó el 8 de abril, con 3.310.000 visualizaciones. La cantante goiana también ocupa la octava posición.

“El éxito del sertanejo parece no tener techo porque se trata de un estilo con gran capacidad para actualizarse y renovar su discurso. Se juntó al funk, al rock, a los hits del momento para no perder vigencia. Por eso también existen varios tipos de sertanejo. En los últimos años, el feminejo (un juego de palabras entre femenino y sertanejo) mezcló el sufrimiento de las mujeres con el empoderamiento para levantarse de ciertas caídas”, explica Braulio Lorentz, crítico musical. “Actualmente tenemos muchas cantantes bien posicionadas; la más talentosa, sin dudas, es Marilia Mendonça. No es casualidad que sea, desde 2016, la artista más escuchada del país”, agrega.

Este dominio abrumador del sertanejo refleja también una nueva identidad cultural entre los brasileños. Debido a su procedencia del interior más conservador, a diferencia de estilos más urbanos como la samba, la bossa nova y el rock nacional, el sertanejo mantiene un estrecho vínculo con un estilo de vida tradicional.

No debe llamar la atención, entonces, que mientras artistas de géneros como funk, hip hop o la propia samba son críticos del presidente Jair Bolsonaro, en especial debido a sus declaraciones contra las minorías, varios de los principales artistas sertanejos expresan públicamente su apoyo al político de ultraderecha. Por citar un ejemplo, el último 29 de enero los “artistas del sector sertanejo” le entregaron a Bolsonaro una carta de apoyo que fue leída públicamente, en el Palacio de Planalto, en Brasilia, por el locutor de rodeos Cuiabano Lima.

A pesar de que en aquel momento el departamento de comunicaciones del Gobierno difundió una lista de 50 artistas que habrían firmado la carta, luego se redujo a 21 nombres, ya que un grupo pidió su exclusión debido a que no participó del manifiesto. Entre esos que pidieron darse de baja figuran duplas reconocidas como Bruno & Marrone, César Menotti & Fabiano y Matheus & Kauan. Incluso este último dúo llegó a publicar en sus redes sociales un post repudiando su inclusión en la carta.

Ese episodio fue un claro ejemplo de que no todos los músicos sertanejos apoyan a Bolsonaro. Durante la campaña previa a las elecciones nacionales de 2018, Marilia Mendonça publicó su rechazo a quien después resultó elegido como presidente, usando el hashtag #EleNao (Él No). Entre sus millones de seguidores recibió reconocimientos por su postura, pero también graves amenazas de los fanáticos bolsonaristas. “A partir de aquí, me declaro muda con respecto a cualquier cuestión política”, escribió en su siguiente publicación.

En abril de este año, cuando Brasil comenzaba a convertirse en el foco principal del coronavirus en América Latina, el ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, luego despedido por Bolsonaro, participó de un ‘live’ del dúo Jorge & Mateus, en la cual defendió el distanciamiento social, una práctica que el presidente subestimó desde el comienzo de la pandemia.

Por otro lado, es conocida la simpatía que el dúo Zé Neto & Cristiano tiene por Bolsonaro, ya que lo manifestaron incluso desde antes de que el político de ultraderecha, hoy sin partido, se convirtiera en presidente. “Es un tipo fenomenal, que además conoce de armas”, dijo Zé Neto en un video de apoyo a Bolsonaro durante la campaña electoral de 2018.

Otro antecedente de cantantes de sertanejo que apoyaron a los gobiernos de turno fueron las duplas Chitaozinho & Xororó, y Leandro & Leonardo, quienes en 1992 fueron invitados por el presidente Fernando Collor para tocar en su cumpleaños, celebrado en Brasilia.

Luego, en la campaña presidencial de 2002, Zezé Di Camargo & Luciano actuó en la propaganda del candidato Lula. Y en 2014, el mismo Di Camargo, junto a otros artistas del género, apoyó la candidatura de Aecio Neves, principal rival en aquel entonces de Dilma Rousseff, quien venció en segunda vuelta y fue destituida en 2016 por un proceso de Impeachment abierto por el Senado nacional.

“No diría que fue durante la última época que Brasil se identificó con la música sertaneja. Esa identificación viene desde fines de los 80, comienzos de los 90, con ciertos picos, pero creciendo constantemente desde que el género dejó de ser regional para tornarse nacional”, resume Gustavo Alonso, profesor e investigador. “Es así que lo que vivimos en esta última década es el resultado de una construcción de, por lo menos, tres décadas, en las cuales el sertanejo hegemonizó la música pop brasileña”, agrega el autor del libro “Cowboys del Asfalto: Música sertaneja y modernización brasileña”.

Fuente: Agencia de noticias Anadolu.