A ciento cinco años del nacimiento del Saltarín Rojo, Arsenio Erico

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El futbolista paraguayo, goleador del Independiente de Avellaneda, con más de trescientos tantos convertidos y ejemplo en su comportamiento como ciudadano, Arsenio Erico, apodado el Saltarín Rojo, conmemora ciento cinco años de nacimiento.

Había nacido en Asunción en el año 1915. Fueron sus padres el italiano don Guillermo Erico Paciello y la bella villarriqueña doña Margarita Martínez. Tuvo cuatro hermanos: Armando, Adolfo, Darío y Selva.

Realizó sus estudios en la Escuela General Díaz y en el Colegio Natalicio de María Talavera de Asunción. En 1926, forma parte del Equipo “Los azules del Salesianito”. En 1930, con 15 años de edad, debuta en el Club Nacional de la primera división del fútbol paraguayo.
Arsenio Erico, como muchos virtuosos compatriotas, había terminado sus días en lejanas tierras. Falleció el 23 de julio de 1977, en el hospital Argerich de Buenos Aires.

En 1930, con 15 años de edad, debuta en la primera división del fútbol paraguayo en el Club Nacional. A fines de 1933 se alista en el ejército para ir a participar en la Defensa del Chaco –hacía más de un año que el Paraguay libraba una cruenta guerra contra la hermana República de Bolivia-; pero antes de entrar en acción, a pesar de que ya estaba en la trinchera, fue seleccionado para dejar las armas y volver a la capital para integrar como jugador de fútbol la selección de la Cruz Roja Paraguaya, con la que salió de gira por la Argentina y el Uruguay a fin de recaudar fondos para dicha institución.

Ese mismo año, debido a su asombrosa actuación durante las giras, es contratado por el club Independiente de Avellaneda. El 6 de mayo debuta en el profesionalismo argentino frente al Boca Juniors y en la siguiente fecha, el 13 de mayo anota su primer gol ante Chacarita Juniors, iniciando así una fenomenal campaña goleadora sin antecedente en el fútbol sudamericano.

Entre las muchas marcas que dejó como goleador figuran sus seis tantos marcados en una sola tarde, en el año 1935 contra Quilmes; los 47 goles en 34 partidos marcados en 1937 – cantidad hasta hoy no superada por ningún jugador profesional de la Argentina; los 295 goles convertidos para un solo equipo, el Independiente de Avellaneda, con el que se consagró goleador absoluto, consecutivamente los años 1937-38 y 39 con 47, 43 y 40 goles.

Después de cada jornada, a falta de adjetivos para describirlo, los especialistas de las crónicas deportivas le adjudicaban un nuevo apodo. Así, fue llamado “El Saltarín Rojo”, “El hombre de goma”, “El Paraguayo de oro”, “Mister gol”, “El diablo saltarín”, “El hombre maravilla”, “El Rey del gol”, “El semidiós”, entre otros.

Después de una década de carrera profesional, que se volvía intermitente debido a una persistente lesión en la rodilla, abandonó definitivamente la práctica del fútbol dejando una fantástica estela de glorias.

Sus restos descansaron en el panteón de la familia Blanco- Erico del cementerio del Morón, Pcia. de Buenos Aires hasta el 23 de febrero del 2010. Ya en el año 1996, el Parlamento Nacional había promulgado la Ley 901 por la que se autorizaba al Poder Ejecutivo a gestionar la repatriación de los restos del gran ídolo. Doce años después, en el 2008, se había conformado la Comisión Parlamentaria para dar cumplimiento a la mencionada Ley. Finalmente, luego de muchos esfuerzos de instituciones, de amigos y de familiares, se pudo concretar la ansiada repatriación, hecho ocurrido el 25 de febrero del 2010.

Desde ese día, sus restos descansan en el Mausoleo construido especialmente para ese objetivo en el predio del Estadio de los Defensores del Chaco.

Aquel acto de la repatriación de los restos de Arsenio Erico, por esencia de la moral del repatriado, no solamente fue un simple homenaje al máximo ídolo del Fútbol rioplatense, también fue una deferencia para los miles de paraguayos que, por amar la libertad, por exigir dignidad para sus hermanos o, buscando engrandecer el territorio espiritual de la patria dejaron sus huesos bajo otro cielo.

En estos tiempos aciagos, de desorientación social, la legendaria figura de don Arsenio Erico, ciudadano incorruptible, patriota probo y solidario a quien no se le conoció más vicio que ser amante de la lectura de libros y la buena música, debe ser proyectada de cuerpo entero hacia los jóvenes como el paradigma de Héroe que debe ser imitado, debe ser puesto en el altar de la patria donde se veneran a los hombres con auténticos valores. Será justicia.

Fuente: Catalo Bogado Bordón, Asesor de la Comisión Parlamentaria para la Repatriación