Conmemoran ciento cincuenta aniversario de la Batalla de Acosta Ñu

1680

En Acosta Ñu, el general Bernardino Caballero libra una acción de perfiles fabulosos. Era el comandante del ejército de la retaguardia de López, quien ya se encontraba con la columna principal varios kilómetros más al este, como a un día de distancia movilizándose con tropa. en la zona de la actual Caraguatay.

Este grupo lo integraban los más lentos; ancianos, enfermos, heridos, mujeres y niños, aparte de unos cuantos hombres sanos. Transportaban además las carretas con los bagajes y 8 piezas de artillería como armamento. No estaba prevista ninguna batalla o pelea para ellos, pero fueron alcanzados por las tropas de la Triple Alianza.

El grupo de 3.000 a 6.000 paraguayos al mando del general Bernardino Caballero, divisa a los aliados bien temprano en la mañana. El comandante sabe que el lugar no es el más propicio para la defensa, pero no le queda alternativa y se prepara para el combate. El terreno es un pastizal plano, ubicado entre dos cauces de agua y cubierto por la flor campestre propia del mes de agosto, denominada “agosto poty”, en el mencionado campo conocido como Acosta Ñu.

Estos cauces de agua, no serían simples testigos de lo que ocurrió allí, más bien serían los parámetros que delinearían el curso de los acontecimientos en aquel fatídico día del 16 de agosto de 1869.

Fijándonos en la imagen satelital que se adjunta a la presente efeméride, podemos ver unas líneas verdes en la parte central de la fotografía. Son los arroyos en cuestión y se los observa de color verde, debido a la formación de los “bosques en galería” como se llama a la vegetación de árboles y arbustos que crecen al costado de los cauces de agua. El primero de ellos, el de la izquierda de la imagen, es el arroyo el Yhu. El siguiente, a la derecha el Yuquyry, luego el Piribebuy y el último, más pequeño y en sentido perpendicular a los anteriores, el Pirity.

La primera embestida de las tropas aliadas, señalizada en la foto con el número 1, fue en la planicie ubicada entre los arroyos Yhu y el Yuquyry, para lo cual el general Caballero dispuso que el batallón Nº6 le dé resistencia. Era el único que estaba íntegramente constituido por veteranos al mando del mayor Bernardo Franco. Formaron una línea de defensa en sentido perpendicular a estos arroyos mencionados, mientras el grueso de las tropas se dirigía al otro lado del Yuquyry, donde las condiciones del terreno ofrecían mayores ventajas para la defensa.

El batallón 6, dio una recia batalla y luego recibió la orden de replegarse hacia la línea del Yuquyry, para unirse a la ya preparada nueva posición paraguaya. Lastimosamente, a esas alturas, la mayoría ya había sucumbido en el combate, incluido el comandante Franco, pero gracias a esa resistencia, se tuvo el tiempo necesario para que el grueso de las tropas estableciese su línea de defensa al otro lado del Yuquyry. Sector señalado con el número 2 en la fotografía.

Sobre este arroyo se encontraba un puente que sería el objetivo principal de los aliados, que no dan tregua y embisten la posición una y otra vez. Así también, una y otra vez son rechazados por los aguerridos defensores de la segunda línea paraguaya, quienes además son castigados por la artillería brasileña. Poco es lo que podían hacer nuestros 8 cañones ligeros frente a los 40 con los que contaban ellos. Más tarde, como en Piribebuy, también se acabaron las municiones para los mismos y fueron alimentados con balas de fusil.

Con el correr de las horas, nuestras tropas limitadas en su poder y fuerzas, ante las inagotables reservas enemigas que se renovaban sin cesar con tropa nueva y descansada, fueron cayendo inexorablemente.

Caballero, hombre de amplísima experiencia en los campos de batalla, se percató de la estéril lucha y planificó otra línea de defensa para intentar alcanzar los bosques. Esta vez retrocedieron hasta cruzar el arroyo Piribebuy. Punto señalado con el número 3 en la foto. Lograría hacer llegar ahí a lo que le quedaba de combatientes, ya sin una sola pieza de artillería.

Los brasileros fueron de nuevo a la carga. Los nuestros resistían como podían.
Para tornar aún más tenebroso el escenario, apareció por el sur y con un movimiento envolvente, el general Correa da Cámara, con su fresca y poderosa caballería.

Todo tipo de resistencia era imposible, dada las condiciones de escasez total en la que nos encontrábamos; extenuados, hambrientos (la única ración de comida para ese día consistente en coco y maíz tostado hacía rato que se había repartido y digerido toda) desnutridos, sin cañones, sin balas y tras tantas horas de combate. El resultado de todo aquello era fácilmente predecible, no así el trabajo que ello implicaría para los 20.000 hombres del ejército aliado.

Fue un acto de total heroísmo. Pelear, por el simple hecho de hacerlo, sabiendo que el final no sería otro que la victoria enemiga, es digno de admirar y valorar.
A las cinco y media de la tarde, después de 10 horas de lucha, el combate había terminado. Unos 1.500 efectivos, junto con Bernardino Caballero lograron llegar a los montes y evadirse. Más tarde, se unirían a la columna del Mariscal en Caraguatay.

En el campo de batalla, quedaron algunos sobrevivientes que con seguridad hubieran preferido morir en combate que sobrevivir y ser víctimas de lanzazos, hasta que por fin la muerte les llegue como una mano amiga a llevarlos al descanso eterno. Tres días duró este abuso del vencedor, sobre el desarmado vencido.

Las fuerzas paraguayas presentes en Acosta Ñu sumaban entre 3.500 y 6.000 efectivos. Entre ellos había veteranos, niños y mujeres. Se cree que los menores que pelearon allí, tendrían en su mayoría 14 o 15 años, aunque también los hubo de 12. No debe extrañar la presencia de menores en nuestras filas, dado que a esa edad ya formaban parte del ejército ayudando con tareas menores como los mandados, envío de mensajes, enlaces, transporte o líneas de defensa. Pero en aquel día ventoso y seco, todas las manos serían útiles para la defensa, también la de los más pequeños y ellos, ellos no decepcionaron.

FUENTE: Von Horoch B. Carlos Aleksy. Páginas de Sangre. Las Cordilleras.

ARTÍCULO: Helen Gomez de la Fuente Primerano/Asociación Cultural Mandu’arã.

IMAGEN: Imagen satelital del área donde tuvo lugar la batalla de Acosta Ñu, extraído del programa digital Google Earth. Editada y elaborada por Helen Gomez de la Fuente Primerano.